sábado, 24 de septiembre de 2011

EL APRENDIZAJE COLABORATIVO Y EL PROFESOR



Después de unas vacaciones, el blog vuelve con el comienzo de curso, esta vez con un tema tan apasionante como desconocido: el aprendizaje colaborativo y el uso de las TICs. Apasionante porque está en boga, porque como se está demostrando los resultados son óptimos, y porque el avance de la sociedad de la información es imparable. Desconocido tal vez por muchos profesionales de la enseñanza que han de tirarse al mundo de las TICs en el aula de cabeza en una piscina helada (algo no muy alentador). Como bien argumentan Carmen Echazarreta, Ferran Prados, Jordi Poch y Josep Soler en su artículo sobre el trabajo colaborativo, la demanda de la sociedad del conocimiento es cada vez mayor y el nivel de exigencia a los profesionales y a sus competencias incrementa. La "fecha de caducidad temprana" de las herramientas digitales genera irremediablemente un estado de ansiedad que quizá, en mi humilde opinión, distraiga al docente de su verdadera misión: poner las herramientas de la información a su propio servicio y/o al de sus alumnos (preferiblemente al de todos, aunque de diferentes maneras).  La definición de una identidad digital   parece haberse convertido en una necesidad absoluta, al igual que la definición de unas herramientas de trabajo digitales propias. No obstante, no hemos de perder de vista la definición del fin que perseguimos para que no quede rastro alguno  de la temida imposición.


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